jueves, 23 de septiembre de 2010

Síndrome de Diógenes


Primera imagen que aparece en Google Imágenes al introducir "Síndrome de Diógenes"


No, aún me queda. Sigo duchándome, mi habitación sigue decente y el aislamiento social no acaba de convencerme. No trata de eso. Hoy me apetecía escribir sobre el filósofo al que se refiere este transtorno y sobre cómo la sociedad influye en el lenguaje, y viceversa. A mí me asusta.

Diógenes de Sinope, discípulo de Antístenes -fundador de la llamada escuela cínica-, vivía en una tinaja y sus únicas pertenencias hasta su muerte fueron una manta, un zurrón y un bastón. Tiempo atrás también se servía de un cuenco, pero un día, al ver a un niño beber de una fuente ayudado solamente por sus manos, decidió que el cuenco también le sobraba. Esta manera de vivir, con tan solo lo indispensable, no era más que la propia imagen de su filosofía. Para Diógenes los bienes materiales eran una forma de esclavizar a la sociedad, rechazaba lo supérfluo como forma de conseguir la felicidad. Además del profundo hastío hacia todo lo material, Diógenes renegaba y se burlaba de los usos sociales, de lo convencional, de lo "bien visto".

En un principio puede parecer una locura, los mismos atenienses se burlaban de él. Quizás sea demasiado tarde para aceptar la extrema austeridad, pero no le faltaba razón. ¿Realmente la sociedad y la tecnología sirven para satisfacer nuestas necesidades? ¿O, por el contrario, son ésta sociedad y su tecnología las que se encargan de que necesitemos cada vez más? El huevo y la gallina.

A mis 24 años, me siento intranquilo cuando salgo a la calle sin el móvil en el bolsillo. Estoy seguro que la satisfacción que sentía los primeros días, al saberme perfectamente localizable, no compensa con la desazón que me produce hoy cuando no lo saco. Si la innovación nos parece mucho menos relevante que la futura supuesta involución, quizás debamos plantearnos si debemos utilizarla.

¿Quién se compra hoy un coche sin elevalunas eléctricos? ¿Quién no tiene un teléfono móvil con cámara, vídeo y quizás localizador gps? ¿Cuántos tenemos un iPod? ¿Cuántos tuvimos además Walkman, Discman y reproductor mp3? ¿Cuántos sufren si no pueden ver su programa preferido en HD y en pantalla plana? Somos imbéciles.

La evolución tecnológica es necesaria, es evidente, pero no así. A septiembre de 2010, un joven español puede presumir de haber tenido en sus manos un montón de productos tecnológicos. Tan modernos como necesiaramente sustituibles al poco tiempo. Innovaciones para consumir, para gastar, que nos esclavizan. Si ese joven español tuviese hoy un hijo, y éste fuese al mismo colegio que su padre, seguiría manchándose las manos al escribir con tiza sobre la pizarra y seguiría cargando con 7 kilos de libros cada día. Eso sí, podría elegir si llevar sus libros a la espalda o en una de esas mochilas con ruedas. Ahí si hemos evolucionado. Así es nuestra sociedad, la misma que hace que en nuestro lenguaje, las palabras cínico y Díogenes, tengan connotaciones nefastas. Y no deberían.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Con malos humos


Ya no habrá bares de fumadores y de no fumadores en el País Vasco. (...) La presencia de un menor impedirá incluso fumar en algunos ámbitos privados como el interior de un coche, y los empleados (y algunos pacientes) de los hospitales y centros médicos que siguen aspirando humo en habitaciones especialmente habilitadas o en los patios interiores o terrazas abiertas, deberán abandonar totalmente el edificio.

Así es como empieza la noticia. Euskadi se adelanta en la carrera prohibicionista nacional. No se podrá fumar en ningún lugar cerrado de carácter o uso público (término muy discutible), en ningún recinto -incluyendo zonas al aire libre- dedicado a usos sanitarios o formativos, ni tampoco en, atentos, "cualquier tipo de transporte privado como por ejemplo el coche, donde estén presentes menores de edad". Resumiendo: fuera bares y restaurantes para fumadores (me encantaría ver la cara de ese hostelero que en su día acondicionó su local para adecuarlo a las normas), fuera pitillo entre clase y clase a no ser que te salgas del campus a la carrera, y olvídate de fumar en el coche -sí, en tu coche- si hay algún menor presente.

Lo enfocaré. Fumo. Me gustaría no haber fumado nunca y que nadie de los que me rodean lo hiciese. Recuerdo cuando empecé la carrera y los alumnos apuraban sus últimas caladas a la puerta de clase y me parece propio de otra época. Veo los ceniceros que sobreviven en los autobuses más antiguos y me preocupa la lenta renovación de la flota de los mismos. Bien prohibido. El humo puede ser muy molesto para cualquiera y no es de recibo obligar a nadie a tragárselo por el mero hecho de estar al lado de un fumador sin poder evitarlo. Estoy de acuerdo.

El problema no es decidir si el tabaco es bueno o malo, está claro, ni tampoco el hecho de preservar la tranquilidad de quien no quiera cruzarse con nubes de humo, es lícito y conveniente que se de la oportunidad de respirar tranquilo a quien así lo desee. El problema es la locura, la eterna exageración absurda de este país. ¿Qué te molesta el humo mientras bebes un café o cenas? No vayas a una cafetería donde esté permitido fumar ni reserves mesa en un restaurante de fumadores. Así de fácil y lógico. Cuando este proyecto de ley salga adelante, en Euskadi no habrá locales de ocio en los que se pueda fumar. En Euskadi, sin embargo, si habrá locales de ocio en los que podrás intercambiar sexo por dinero con chicas previsiblemente explotadas. En algunos países de la Union Europea, estos locales están regulados. En esos mismos países existen locales para fumadores de marihuana. Paradójico.

El segundo punto fuerte de la reforma pasa por una novedad importante. Prohibir fumar también al aire libre si éste aire libre comprende recintos sanitarios o educativos en los que puedas encontrarte con un menor. Discutible. Entiendo que ver a alguien fumando a las puertas de un hospital pueda parecer extraño, pero no sé qué daño hace a nadie -fumador aparte-. Como tampoco veo lógico que un fumador universitario no pueda salirse al patio si le apetece fumar. El Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo "cree que es necesario para proteger a los menores del humo y, casi más importante, para que los niños no se acostumbren a ver el tabaco como algo normal". Peligro. No sabía nada de este Comité, ni ganas que tenía, pero que decida por mí lo que es normal o no, me parece preocupante.

Pero lo mejor es lo del transporte privado. No podrás fumar en tu coche habiendo menores. Totalitarismo puro y duro. Personalmente me parece una locura. ¿Quién es el Estado para decidir lo que hace cada uno en sus propiedades? "La nueva ley colocará a Euskadi en la vanguardia de las comunidades y países que velan activamente por la salud de la ciudadanía" Gemma Zabaleta, consejera vasca de Empleo y Asuntos Sociales. No sé como reaccionará la gente. Temo que la gran mayoría entre en el estúpido debate entre fumadores y no fumadores como si discutiese entre Madrid o Barcelona o entre dos de las aspirantes al tronista de turno. Esto es así, y es peligroso. La libertad de cada uno es importante y esta ley es interpretable de muchas maneras, pero nunca como vanguardista.