sábado, 21 de mayo de 2011

Reflexiones 15M




Mañana se celebran en la mayor parte de España las elecciones autonómicas y municipales. Mañana, 22 de mayo, se cumple una semana de la manifestación por una Democracia Real Ya, una semana desde el 15 de Mayo. El día en el que todo cambió.

Dicha manifestación surgió por iniciativa popular, sin máscaras, sin logos, sin hilos detrás. Un puñado de gente concienciada que se sirvió de las redes sociales para reunir a todos aquellos que estamos hartos de la política nacional. Miles de españoles tomaron la calle para protestar en contra del vergonzoso bipartidismo gobernante. El bipartidismo cobarde y pueril que se basa en defender sus propios intereses y no los de sus representados. El que crea una falsa confrontación mediante insultos odiosos pero cuya única verdadera rivalidad va mucho más de lo ideológico o de lo social, simplemente pelean por llevarse el mayor trozo del pastel.

Medios dormidos y acomodados con la mano que les da de comer, población alienada y sin alma, más pendiente del enemigo que del bien común. Juventud con reminiscencias heredadas de generaciones anteriores, esas generaciones nacidas en la dictadura y que aún votan en alerta, esos adultos que hablan de voto útil pensando en que no gane el rival. Pragmatizando la democracia, quitándole todo su sentido. Los mismos que se encuentran en su mayoría cómodos con esta especie de libertad que disfrutan, quizás suficiente para quien vivió o conoce de cerca como se vivía en la dictadura, pero absolutamente tortuosa para un joven preparado, lúcido, y sin rencor adquirido. Políticos imputados por corrupción en las listas electorales, ausencia de separación de poderes ejecutivo y judicial pública y aireada sin complejos, dinero negro en cada compra-venta de más de 4 dígitos, diputados que se presentan cinco minutos en su escaño para después abandonarlo dietas mediante, rescates dementes a bancos, mayor tasa de paro de la Unión Europea con un 43% de paro juvenil... ¿Quiénes son los antisistema?

El domingo, miles de españoles, jóvenes sobre todo, tomaron la calle sin banderas, pidiendo que no se votase más a los dos grandes partidos con los que muchos nos sentimos hastiados y ofendidos, exigiendo una democracia de verdad. La mecha prendió y desde el domingo el movimiento no ha parado de crecer. Miles de españoles, ya de todas las edades, llenaron la plaza del Sol en Madrid y el contagio nacional fue inmediato, ocupándose las plazas de las principales ciudades españolas con una demostración de civismo y responsabilidad nunca antes vista en España. No sé cómo acabará y que pasará después del domingo electoral, el efecto quizás no sea inmediato a corto plazo, pero es más que suficiente. Nunca antes en mis 24 años me había sentido tan orgulloso de ser español, nunca había sentido con tanto cariño la casi siempre envidiosa, conformista y cobarde España. Algo ha cambiado y no va a parar. Somos la generación más preparada y hemos nacido en libertad, sin rencor, sin vecinos del bando enemigo. Y lo están (estamos, me siento partícipe) haciendo mejor de lo que el mayor de los optimistas podría haber previsto. De las noticias del pasado lunes sobre la manifestación acompañadas del titular sobre el número de detenidos y de los clichés como 'antisistema', a la total estupefacción de medios, políticos y ciudadanos acomodados. España ha despertado. No les votes.

domingo, 15 de mayo de 2011

Primeras impresiones


El tema era cambiar de aires, aprender inglés, claro, pero cambiar de aires. Y sí. Hace hoy mes y medio que llegué a Studland, pueblo rural al sur de Inglaterra, hace hoy mes y medio que me siento más yo que nunca. En mis 24 años nunca había vivido sólo, nunca había trabajado en algo serio (dudo que esto lo sea) y nunca había conocido a tanta gente interesante y diferente en tan poco tiempo. La situación es irreal y efímera, lo sé, pero es la que estoy viviendo ahora, y me gusta.

El hotel no es un hotel al uso. Los clientes no son clientes, son invitados, casi todos fijos año sí y año también. Personas en su mayoría mayores y de buena vida. Mi trabajo se explica fácil. Fregar platos, cambiar papeleras, limpiar todo lo limpiable... y no me desagrada en absoluto. Excepto los momentos de más presión en los que tengo que estar 100% a lo que estoy, el resto es ameno: me río con mis compañeros. Por supuesto ni me apasiona ni me dejo la vida en ello, mi objetivo prioritario es cumplir y no perder toda mi capacidad neuronal después de pasarme horas con una exigencia cerebral mínima.

Además de mi primer trabajo, es la primera vez que vivo solo, independiente, sin depender de nadie. Como quiero y cuando quiero. Vivo en una habitación de no más de 15 m², oscura y con decoración fría, espartana, muy de Europa del este. El calor sale del suelo. Las habitaciones del staff están separadas del hotel y entre sí las de los chicos y las de las chicas, lo cual no supone un problema, cada uno se mezcla como quiere. Porque apetece mezclarse. Españoles de norte a sur y de este a oeste, ingleses, letones que añoran la Unión Soviética, polacos, húngaros, un montón de neozelandeses, un canadiense americanizado, australianos e incluso una chica de Zimbabwe (gracias Google). Y aún falta gente por llegar en verano.

Ha pasado ya un mes y medio de los siete que estaré aquí y me parece que llegué hace muchísimo menos. Supongo que será que no tengo ganas de que se acabe. Que siento que aún me queda mucho por conocer, mucho que visitar. Fiestas (demasiado) frecuentes con los compañeros, golf, partidos de fútbol de España contra el resto del mundo, tardes de sidras, risas y sol, visitas a ciudades de los alrededores, tenis, helados en la playa, películas en inglés, campeonatos de ping pong, fiestas por la noche en el pueblo más cercano, recreación de La Comida en la Calle en Studland, dos coladas a la semana, aprender a hacer café a los 24 años, celebrar la boda real (¿?) tomando una bebida típica de Inglaterra, té con bollos en un bar costumbrista británico, comer a las 12.15, cenar a las 18:45...

Empecé a escribir éste blog con el propósito de leerlo dentro de muchos años y así poder ver como he ido evolucionando. Es imposible explicar detalladamente todo lo que estoy haciendo y cómo es la gente que estoy conociendo. Así que espero que no se me olvide con el tiempo, merece la pena.

sábado, 15 de enero de 2011

Notas de 2011

No conozco muchos dichos más populares que el año nuevo, vida nueva. No sólo su conocimiento es casi global, sino que además consta con una importante influencia en la sociedad, que se marca propósitos y piensa en mejorar sus hábitos para el año que va a estrenar. Personalmente, estas buenas intenciones las solía macerar en septiembre, coincidiendo con el inicio del curso. Constancia, responsabilidad, pensamiento a largo plazo... y demás premisas de los que son mejores estudiantes en la teoría que en la práctica.

Este año, ante ausencia de curso estudiantil, yo también empiezo a guiarme por el cambio de dígito en el calendario. Adiós al humo, espero seguir cumpliéndolo. Por lo demás 2011 me parece que será un año importante. En marzo, si se cumplen las fechas de la agencia, me iré a trabajar a un hotel de alguna zona rural del Reino Unido hasta octubre. Experiencia importante, que necesito, y que aún veo lejana. Quizás por ello la espero con ansia.

En cuanto al blog, cambiaré un poco de método. No soy capaz de recordar la cita ni a su autor, pero una vez leí que cualquier objeto, nada más saberse observado, varía su comportamiento. Por supuesto que quiero ser leído, ser consciente de dicha observación aumenta la exigencia personal y con ella el ingenio y el esfuerzo, pero ya no publicaré mis actualizaciones en mis redes sociales. Con ello evito al lector ocioso, el que nunca me leería sin el cebo recordatorio. El que quizás menos debería influirme y sin embargo más lo hace. La temática no sé cómo seguirá ni con que frecuencia, aunque espero que al irme de España este blog me sirva como refugio personal, emocional.

Lo que tengo claro es que seguiré escribiendo. Pocas veces me he sentido tan realizado y valorado gracias a la escritura que en estos primeros días de año. En primer lugar, el día de Reyes, además de recibir regalos en efectivo y en especie, un lector de la familia me sorprendió con una crítica casi profesional de lo aquí publicado. Sincera y constructiva. Espero que no sea la última; es un empujón tremendo para mejorar, además de la consiguiente autoestima de sentir que te toman en serio. En segundo lugar, he tenido la enorme suerte de ver publicado un artículo mío en la web de El País. Dicho diario creó a finales de 2010 un rincón digital llamado Preparados, un juego de palabras que animaba a los jóvenes españoles con estudios y mala situación laboral a contar su situación. Además, en diciembre comenzó mi colaboración con El Revistín, publicación bimensual de carácter local, en el que escribo de deporte enfocándolo siempre desde el prisma avilesino. Aquí dejo ambos textos a modo de caja fuerte digital, no quiero que estos recuerdos se pierdan.

Pagar por trabajar (elpais.com 12/01/2011)

Tengo 24 años, estoy recién licenciado y, visto el panorama, no tengo aspiraciones de encontrar un trabajo digno con mi carrera de Administración y Dirección de Empresas. Cuando terminé la licenciatura sabía que empezar a trabajar iba a ser difícil sin un expediente realmente brillante. Preparé un buen currículum, y me apunté a varias páginas de búsqueda de empleo donde me inscribía en las diferentes ofertas de trabajo como quien sella un billete de lotería. Si ya es difícil encontrar ofertas remuneradas para jóvenes sin experiencia -que me expliquen como voy a conseguirla-, lo realmente duro es ver que para un solo puesto de trabajo son más de 800 inscritos. Imposible.

Decidí probar con otro método. Busqué gestorias, asesorías fiscales y cualquier tipo de empresa mediana que tuviese relación con mis estudios y con página web y dirección electrónica. Envié decenas de currículums y de cartas de presentación, casi siempre personalizadas. De los cerca de 100 correos que mandé, unos 15 obtuvieron respuesta, casi siempre automática, dando las gracias e informando de que pasaba a formar parte de una base de datos para futuras contrataciones. Una empresa me llamó, concretamente una asesoría de comunicación, concertando una entrevista para el lunes siguiente. Planeé el viaje, preparé la entrevista y llegué puntual a la cita. Nada más empezar la entrevista, justo después de preguntarme sobre cómo me había ido el largo viaje, me advirtió de que la entrevista no era para un puesto vacante actual, sino que se trata de un proceso previo a incluir mi currículum en la base de datos. 1000 kilómetros en dos días para conseguir que metan mi ficha en una carpeta con 50 aspirantes más.

Aún así, esto no es lo más denigrante. Totalmente hastiado y cansado, cambié el chip y pensé en mejorar mi inglés en el extranjero para volver cuando las cosas estén mejor y con mucho mejor nivel de inglés. Hace unos años la posibilidad de irte a Londrés, Dublín, o cualquier otra ciudad anglosajona importante, y encontrar un trabajo rápido era relativamente fácil. Ahora, por razones evidentes, no lo es tanto. Así que preferí utilizar la opción de irme mediante agencia. Estas agencias operan en España y funcionan consiguiéndote un trabajo, normalmente de perfil bajo, tras el cobro de unos 600 euros. Pagar para trabajar. Lo sorprendente fue que al llamar a varias de ellas, todas me dijeron lo mismo: hasta dentro de unos meses no hay nada. Y es que ya no sólo requerimos sus servicios jóvenes estudiantes con ganas de mejorar nuestro idoma, sino que españoles sin aspiraciones aquí están dispuestos a pagar por trabajar, sea donde sea y sea como sea.

Y mientras los jóvenes de media Europa luchan contra estas injusticias, aquí no ponemos el grito en el cielo a no ser que unos controladores interfieran en nuestras vacaciones. Así nada va a cambiar.

El deporte por bandera (El Revistín, nº87, diciembre 2010)

Allá por los años 20 del siglo pasado, el pueblo de Avilés decidió su bandera. No es algo que pase muy habitualmente. Hablando en términos municipales, la bandera no suele tener gran caché ni relevancia, es el escudo el que más a menudo esconde una gran historia tras de sí. Nuestra bandera también la esconde, y tiene que ver con el deporte. Así lo recogieron Jorge Valverde y Alberto Rendueles en el gran “Avilés y su fútbol. Un siglo de historia”, y así lo recordó recientemente Alberto del Río Legazpi en un artículo.

Eusebio Fernández Muñiz, además de ser un importante representante industrial avilesino, fue un gran aficionado al fútbol. Buena parte de su carrera profesional transcurrió en Barcelona, donde llegó a ser vicepresidente del club barcelonés Sociedad Española de Football, actual RCD Español. Esta experiencia le sirvió a su regresó a Avilés, donde el principal club de fútbol de la época, el Stadium Avilesino, aún no tenía claro cuales serían los colores de su vestimenta. Eusebio Fernández resolvió el problema. Utilizando sus contactos consiguió que el Stadium vistiese unos uniformes idénticos a los del club barcelonés: blanquiazules a franjas verticales. Hasta hoy.

Una vez asentados los nuevos colores, y dada la gran popularidad del fútbol en Avilés, fueron muchas las pastelerías que aprovecharon para adornar los no menos populares Bollos de Pascua con banderas blanquiazules, como las del Stadium. Gracias a esto, y con el paso del tiempo, la bandera del Stadium, añadiéndole el escudo de la ciudad, se convirtió en la bandera municipal, sustituyendo al hasta entonces tradicional pendón municipal de color rojo fuerte. Lo popular se transformó en institucional.

Hoy en día, el fútbol de la ciudad pasa por sus peores momentos y vive situaciones inexplicables, pero el deporte no ha perdido fuerza en Avilés. Baloncesto, balonmano, rugby, atletismo…; y también competiciones de deportes más extravagantes, como equitación o regatas de vela, se dan cita en nuestra comarca. Incluso un equipo de fútbol sala ha recuperado el nombre del añorado Stadium. Estos clubes y torneos modestos, compartirán espacio en esta sección, que hoy se presenta aquí, con los eventos de importancia que se produzcan en la ciudad, así como con los deportistas más destacados de la zona.

En este 2010 que ahora termina, Avilés y su comarca, si bien no cuentan con apenas representación en la élite de los deportes más relevantes, si pueden presumir de haber acogido importantes eventos deportivos. El Campeonato de España de Atletismo, celebrado a mediados de Julio en Avilés y retransmitido por RTVE para toda España, y el Campeonato de Europa de Piragüismo, que llenó las inmediaciones del pantano de Trasona en agosto, son buena prueba de ello. Por si fuera poco, los avilesinos pudimos disfrutar en noviembre de una charla en el Complejo Deportivo Avilés de El Quirinal con Vicente del Bosque, el seleccionador que consiguió el primer Mundial de fútbol para España.

Ahora, y para cerrar la agenda deportiva de este 2010, queda una de las pruebas más populares de las que se disputan en la ciudad: la tradicional San Silvestre. Otro año más serán miles los avilesinos que despidan el año corriendo por el centro de la ciudad. Y es que Avilés, se mueve.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Normalidad

Empecé con el blog por varios motivos. Uno de ellos era poder leerlo en el futuro, dentro de muchos años, y ver si me reconocía. Comprender mejor mi evolución. No es un gran momento personal, simplemente todo va dentro de lo común, que no normal. Recién licenciado con dificultades para encontrar un camino que le llene y le haga sentirse útil que aún vive en casa de sus padres. Lo dicho, quizás habitual, común, pero en absoluto normal o lógico. Esto no debería ser así.

Veo poco la televisión, no me entretiene. Tampoco me suele divertir el cine ni soy un melómano, escucho música muy variada y sin ningún criterio en especial. En general no soy fanático de casi ningún espectáculo, por lo que cada vez me aburre más el deporte profesional. Me cuesta mucho entender a la sociedad. No encajo. Ayer, mientras comía, pude ver el informativo de La Sexta. Guillermo, uno de los príncipes de la familia real británica, anunció que se casaría en 2011 con una chica que conoció en la universidad y con la que ya lleva un tiempo. La presentadora tildó la cuestión con una frase no muy lejana a "una de las noticias más importantes del año".

No dudo de que en el resto de informativos la noticia fue tratada de manera muy similar. Lo que me inquieta es que no me sorprende, que ya estoy acostumbrado. A nadie le importa realmente la vida de ese tío. Nos dan la noticia (o notición), nos dan esa conversación, y la gente lo habla, lo juzga y opina sobre ello. Nadie se preocupa de si realmente le interesa o no, simplemente entramos al juego. No pensamos, asimilamos. Ayer seguro que miles de familias españolas conversaron sobre el príncipe Guillermo y su chavala, seguro que incluso muchos nos acordamos de que muchas veces nos contaron las travesuras de su hermano pequeño. Menuda mierda.

Puede seguir habiendo países donde se viole una niña cada 20 minutos, pero hasta que algún medio de comunicación no considere infame que un escritor se ponga guarro hablando en un libro de dos niñas japonesas, nadie pondrá el grito en el cielo. Entonces ya sí. Ahí todos somos la hostia. Que es famoso y seguro que tiene dinero. No por mi reloj. ¿Qué hay miles de parados en nuestro país? Nos quejamos si nos toca de cerca o si no nos gusta mucho el color del gobierno. ¿Qué mil millones de personas pasan hambre? Eso ya no es cosa nuestra, "no podemos hacer nada, el mundo está así hecho". Pero que no nos digan que la "i griega" debería de llamarse "ye". Eso si que no.

Esta es la normalidad en Noviembre de 2010. Y será también la de Diciembre y la de todo el año que viene. La sociedad seguirá esperando su entretenimiento y la sociedad seguirá juzgando. Y a mí me aburre. Mucho.

jueves, 21 de octubre de 2010

Estupidez humana

Mi carrera nunca me resultó entretenida. Las teorías económicas, la contabilidad o las relaciones empresariales pueden tener su punto, como todo, pero por lo general no son muy amenas. Excepciones las hay, y una de ellas es la teoría de juegos. Mediante una serie de incentivos y procesos deductivos o inductivos, se estudian las decisiones que tomarían, por lógica, uno o varios individuos. Sirven tanto para situaciones empresariales en las que has de decidir si te conviene cooperar o no con otra compañía, como para crear la Deep Blue, máquina que logró poner nervioso a Kasparov tras el tablero. El juego más famoso es el dilema del prisionero, que demuestra como, sin información total por las dos partes, la lógica no lleva a la mejor solución.

A lo que voy. En una de las decenas de clases, de las distintas asignaturas donde veíamos estas teorías, optativa esta vez, el profesor sugirió uno de estos juegos. De los más sencillos. El supuesto de este juego presenta a dos individuos, desconocidos entre sí hasta ese momento y que nunca más van a tener relación una vez finalizado el juego. Uno de ellos tiene 100€ para repartir entre los dos de la manera que a él se le antoje. Si el otro acepta el reparto, cada uno se lleva su parte, pero si rechaza dicho reparto, ninguno se lleva nada: no hay posibilidad de negociación.

El profesor, una vez explicado el funcionamiento del juego, preguntó que reparto ofreceríamos nosotros. Me miró, movió las cejas, y no dudé: "99-1". Después de advertir que ninguna respuesta es científicamente mejor que otra, sino que depende del rollo de cada uno, me contestó que "casi". Varias filas más adelante, animada por el error, se giró una cabeza. La cabeza era de un chaval supuestamente modélico. Pelo de señor, ropa de señor, estudiante perseverante y probablemente dueño de un expediente que se rié del mío por delante y por detrás. Confiado, levantó la mano al mismo tiempo que dijo: "Pues a mí me dan por lo menos 40 o lo rechazo". Leído con voz de gitana adulta gana en espectacularidad. Soy nervioso de por si y el tío me ofendía: me saltó el automático. Dudaba que si fuesen millones de euros hiciese lo mismo y, sobre todo, la posibilidad de que el chaval tuviese en cuenta para tomar la decisión un supuesto "orgullo" ante un individuo que, según la hipótesis, nunca volvería a ver, me daba escalofríos.

Una vez terminada la discusión, el profesor comentó dos cosas. La primera, que él, racionalmente, hubiese propuesto de reparto 100-0, sin dolor; la segunda, que un tal Carlo M. Cipolla demostró, con un estudio, que la mayoría de la gente no aceptaría un reparto en el que no se le ofreciese al menos un 30% del dinero total. Dicho estudio fue parte de la investigación en la que se basó para crear
Las leyes fundamentales de la estupidez humana. Según Cipolla, el que rechazase cualquier tipo de reparto, incluso en el que no se le ofreciese nada, es un estúpido, según enuncia en su Tercera Ley Fundamental (o de Oro), al igual que el que crea cualquier daño a otro sin ganar nada a cambio e incluso incurriendo en pérdidas.

La clase siguió, el chaval miró para el suelo hasta el final y yo me sentí campeón. Ahora, el imbécil, con su expediente, se estará hinchando. Quizás nada más acabar la carrera varias empresas lo llamaron sorprendidas por su ficha. Igual llega lejos con sus náuticos y con su orgullo. Que le vaya bien, no lo quiero cerca.