jueves, 29 de julio de 2010

Prohibido prohibir

Ayer, 28 de Julio de 2010, el Parlamento de Cataluña acordó en votación prohibir las corridas de toros en la comunidad a partir de 2012. Noticia histórica, dicen.

Para empezar, y para calmar nervios, explicaré mi postura sobre los toros, aunque para mí es lo menos importante de la noticia. No me gustan los toros, nunca estuve en una plaza y, aunque no me negaría, no está en mi lista de objetivos prioritarios a cumplir. Me parece un espectáculo bastante casposo y trasnochado, aburrido, demasiado folclórico. Para nada lo considero una fiesta y mucho menos mi fiesta nacional. Me avergüenzan, como casi todos los injustos tópicos españoles.

Como veis, el tema te puede no gustar ni un pelo sin nombrar en ningún momento el sufrimiento del animal. No me preocupa. No se me atraganta la merienda viendo como rematan al toro, si bien me parece una imagen desagradable. Centrar los esfuerzos en los derechos de los animales (¿?) me parece respetable pero hipócrita estando como están muchos de 'los nuestros'.

Insisto, esto no me parece lo más importante del tema. Prohibir que se celebren estas corridas es hacer ver que una moral es mejor que otra. Un juicio de valor. Esto es lo que me parece histórico de la noticia. Estamos dando por hecho que unos somos mejores que otros, amparados en el sufrimiento animal hoy, a saber en qué mañana. Siguiendo la teoría de llevarlo al extremo o al absurdo, en unos años podremos prohibir la telebasura apoyándonos en que embrutece, beber alcohol basándonos en que es claramente perjudicial para el que lo toma, o, por supuesto y siguiendo la lógica, obligarnos a subsistir alimentándonos a base de pastillas con los nutrientes suficientes para vivir sin que ningún animal muera en el intento. Hay un trecho en la comparación, es un absurdo, pero es el mismo camino. Los amantes de la tauromaquia disfrutan con el sufrimiento animal por puro placer. ¿Realmente nosotros comemos sólo por necesidad? Ja.

Lo peor del caso es que todo esto no son los primeros pasos de una vuelta de tuerca a la democracia. No estamos empezando a medirnos intelectualmente obviando el hecho de que la libertad de cada uno empieza donde toca la libertad de los demás. Que no estaría mal, igual que hay gente que salta más que otra, hay gente con mejor capacidad de decisión que otra. Pienso que dentro de unos cuantos años, siglos tal vez, la democracia como hoy la conocemos será recordada como un sistema tan anacrónico como las dictaduras militares o los reinados medievales. Otro día lo explicaré, si me apetece.

El verdadero motivo de esto es lo especialmente enferma que está la política en Cataluña. Al hecho de que el 90% de los políticos españoles nacieron en una dictadura, con lo que ello conlleva, hay que añadirle la causa nacionalista, surgida de intereses únicamente económicos pero vendida como intereses culturales. Tocar la fibra. El tiempo pasará y esto mejorará, pero me preocupan dos cosas. La primera de ellas es que nosotros, los jóvenes, tengamos casi tantos prejuicios y miedos para pensar y juzgar como nuestros padres. Nosotros ya nacimos 'libres', no tenemos excusa. La segunda es el complejo que tienen algunos españoles no catalanes en estos temas. No sólo no rechazan por completo su supuesta culpabilidad en la inexistente opresión actual, si no que algunos les comprenden. Miedo al cliché. El español facha y opresor. Conmovedor.

Prohibir es algo muy delicado y que deberíamos de analizar. Ojalá en un futuro no haya corridas de toros, pero que sean el tiempo y nuestra cultura las que lo lleven al olvido. Démosles una lección. Una muerte digna.


lunes, 26 de julio de 2010

Ídolos



Nunca he sido de idolatrar, casi siempre me guío por gustos irracionales y que dependen más del detalle que de la trayectoria. Mi rojiza piel avilesina tiene bastante de eso que llaman cultura latina: soy muy de impulsos. Quizás demasiado.

Evidentemente, aunque de base irracionales, casi todos mis favoritos tienen un denominador común: rara vez son líderes. Ir con el ganador, con el más guapo, con el que más tiene, resta del resultado final un porcentaje enorme de alegría. Una victoria inesperada es mil veces más placentera que una probable. Alex Zülle -miope ciclista suizo de los 90-, el Inter de Milán, o el mismo Luigi, hermano de Mario. Personajes o equipos grandes y admirados, pero más habituados a la segunda que a la primera fila. Con algo de malditos. En los 60 hubiese sido de Ringo.

Para confirmarlo tuvo que llegar la excepción. No me acuerdo de cómo pasó, la metástasis fue paulatina, pero al fin llegó el día: yo ya no era del Madrid, mi equipo debía de ser el Avilés. No sé si influyó más el hecho de que el Real Madrid triunfase demasiado -me incomodan los buenos momentos-, que mi abuelo empezase a llevarme a ver algunos partidos a Llaranes o mi histórica -y a menudo enfermiza- defensa de todo lo relacionado con Avilés. Pero es mi único sentimiento que puedo defender con razón (mi razón): me gusta el fútbol y soy de aquí. Nunca la lógica aplastante es tan romántica como en el deporte.

No sé si me quedan ídolos por conocer, empecé diciendo que me cuesta creármelos, pero estoy casi seguro que con ninguno, si llega, alcanzaré el nivel de admiración que tuve, tengo y tendré por Raúl. Ningún deportista español llegó tan lejos con tantas limitaciones. Ninguno de mis malditos ha conseguido tanto a base de ganas. No pienso entrar en discusiones con los antirraulistas, sé quienes son y por qué lo son, mucho menos si se consideran madridistas: no me apetece ponerme imbécil. Sólo lo hacen más grande.

Para acabar una idea que digo mucho y que no sé si se entiende. El fútbol es tan grande gracias a Ronaldinhos, Cristianos, equipos grandes y aficionados que se suben al carro en los buenos momentos. Sin ellos no llegaría tan lejos y su repercusión sería mucho menor, pero sin los románticos, entre los que me incluyo, el fútbol no existiría.

miércoles, 21 de julio de 2010

Vocaciones de verano


vocación.

(Del lat. vocatĭo, -ōnis, acción de llamar).

1. f. Inspiración con que Dios llama a algún estado, especialmente al de religión.

2. f. advocación.

3. f. coloq. Inclinación a cualquier estado, profesión o carrera.

4. f. ant. Convocación, llamamiento.



Dejando de lado todo lo relacionado con lo divino (espero poder arrepentirme de muchas ideas actuales en el futuro, pero no de esta) me intentaré centrar en lo que coloquialmente conocemos como vocación profesional.

No siento especial devoción por ningún tipo de profesional, de pequeño tampoco quise ser artista. Los únicos trabajos por los que quizás siento una especial admiración son médico, policia y profesor. De ellos depende lo más importante: salud, seguridad, educación. Y me asusta un poco. Creo que de las tres especialidades sólo la de médico está lo suficientemente valorada tanto en formación como en remuneración. Alguien cuya palabra vale más en un juicio y que usa pistola, así como alguien de quién depende la educación de los niños, debería de estar en lo más alto de la pirámide social.

Pero tampoco creo ya en esta pirámide. Está claro que aún existen grandes diferencias económicas entre nosotros, no así entre países, tema horrible donde los haya, pero creo que la clase media cada vez es mayor. Lo del hambre, la salud y la ropa todos lo tenemos cubierto. Casi todos podemos estudiar lo que queremos. No es lo mismo una mansión que 60m², ni unas vacaciones en Gandía que pasarte un verano en la Ruta 66, pero ya no es lo que era.

Claro que me pone poder viajar por todo el mundo y tener mi propio batín personalizado con mis iniciales en oro, claro que sí, ¿pero a qué precio? El trabajo condiciona más la vida de cualquiera que una hipoteca o una pareja, es lo que te va a tener ocupado la mitad del resto de tu vida, horas de sueño al margen. La clave es el tiempo. Recién licenciado en ADE -la carrera menos vocacional de todas-, a día de hoy, prefiero intentar pasar el resto de mi vida ocupado en algo que me motive a simplemente empezar a subir escalones cuanto antes. Aún no me importa nada de nada el coche del vecino. Cuestión de prioridades.

¿Y qué me motiva? Escribir lo que pienso. Contar cosas. Sería feliz pudiendo dar información acompañada de emoción. Es muy difícil conseguirlo, pero sólo imposible si no lo intento siquiera. Otro día explicaré mis planes, por ahora me conformo con colaboraciones como esta:

http://www.canalpatrimonio.com/es/noticias/?iddoc=57717

martes, 20 de julio de 2010

Dos besos. El porqué.

Empezar es lo que más me cuesta, para casi todo. Cuando algo es nuevo -ya sea de fondo o de forma- tienes que demostrar que vales desde el principio, aún sabiendo que con el tiempo serás bueno en ello. El riesgo a que salga mal está siempre ahí: vértigo.

Conmovedor ¿verdad? Pero no es así. O no del todo. Mi principal problema (hay varios) no es ese. Lo peor es la pereza. No formo parte de la Generación Ni-ni y soy bastante activo para lo que me motiva, llegando a obsesivo si el tema me pone de verdad, pero me falta constancia.

Voy con la presentación, que me lío. Hace ya tiempo que dejé de actualizar el fotolog, el mismo exactamente que llevo sin escribir nada creativo. Y me apetece. Además, existen otros dos culpables. El primero de ellos, y más profesional, es que debo escribir. A día de hoy aún creo en que mi futuro económico y por lo tanto vital debería de pasar por la escritura de cualquier tipo, así que desengrasar los dedos no estará de más. ¿Iluso? Tengo mucho de eso, lo iréis viendo. Todos tenemos, muchos aún creen en que se querrán para siempre.

El último motivo, quizás principal, es una especie de experimento personal: al loro, que vienen curvas. Mi yo y el de hace diez años no tienen nada que ver, aún menos si hablamos de mi yo de hace 5 años. ¿Cómo será el de dentro de diez años? ¿Y de 30? Escalofrío. La evolución personal aparte de inevitable creo que es necesaria, y si bien no sé hacia donde me lleva, creo que sí me gustará saber de dónde viene.

Cuando era un niño, mis padres, cada cierto tiempo me mandaban ponerme al lado del marco de la puerta de mi habitación para, con un lápiz, marcar con una línea en la pared mi altura y la fecha de la medición. Podrían haber elegido mi cumpleaños, el día de Navidad o el uno de enero, pero el intervalo de tiempo nunca era periódico, dependía más de la inspiración que de la constancia. Genético tal vez. Este es el porqué de este blog: ver lo que he crecido. Espero llegar tan alto como en la puerta.