Si el objetivo de este blog, más allá de coger soltura en esto de machacar teclas, es poder conocer a modo de experimento como he ido evolucionando en mis ideas y objetivos ¿qué menos que explicar cuales son mis planes de futuro? Acabo de cumplir 24 años. No me puedo quejar. Vale que no seré un genio y que el Premio Nobel quizás esté fuera de mi alcance, pero los 23 no defraudaron: bien académicamente, sin sorpresas en lo familiar ni en lo social y, sobre todo, cada vez más convencido de que me quiero más que a nadie. Muy importante.
Ahora viene lo malo. Peligroso mejor dicho. Igual es mi afán de dramatizar cualquier época o detalle -siempre conmigo- pero el hecho es que creo que las decisiones que tome en esta época acabaran siendo decisivas en mi vida. Ya no tengo 18. No quiero volver a estar otros seis años, quien sabe si muchos más, arrepintiéndome de haber escogido algo que me entumece y no me llena. De seguir el camino fácil, de no querer más.
Me explicaré con mi teoría del tema. Dudosa y volátil, como todas. Las decisiones importantes tienen mucha más capacidad de dañar que de causar un bien. Si aceptamos que todos cambiamos de opinión constantemente, una decisión que suponga una atadura a largo plazo o con difícil vuelta atrás, en el mejor de los casos conseguirá dejarte como estás. Hipotecas, bodas, puestos de trabajo sin posibilidad de progresar. Soy muy fan de tropezar con cuantas más piedras mejor: casi siempre te hacen mejorar.
En cuanto a como encontrar lo genial soy más escéptico. Mandar un correo con tu currículum nada más despertarte o después de comer, pedirle fuego sonriendo a la rubia o a la morena. Suerte. Lo importante es que no falten ni e-mails ni sonrisas. Otra vez me quedo sin escribir nada de lo que tenía previsto, ni un solo plan de futuro, será en la siguiente, lo prometo. ¿Quién sabe si esto también será importante?
Ahora viene lo malo. Peligroso mejor dicho. Igual es mi afán de dramatizar cualquier época o detalle -siempre conmigo- pero el hecho es que creo que las decisiones que tome en esta época acabaran siendo decisivas en mi vida. Ya no tengo 18. No quiero volver a estar otros seis años, quien sabe si muchos más, arrepintiéndome de haber escogido algo que me entumece y no me llena. De seguir el camino fácil, de no querer más.
Me explicaré con mi teoría del tema. Dudosa y volátil, como todas. Las decisiones importantes tienen mucha más capacidad de dañar que de causar un bien. Si aceptamos que todos cambiamos de opinión constantemente, una decisión que suponga una atadura a largo plazo o con difícil vuelta atrás, en el mejor de los casos conseguirá dejarte como estás. Hipotecas, bodas, puestos de trabajo sin posibilidad de progresar. Soy muy fan de tropezar con cuantas más piedras mejor: casi siempre te hacen mejorar.
En cuanto a como encontrar lo genial soy más escéptico. Mandar un correo con tu currículum nada más despertarte o después de comer, pedirle fuego sonriendo a la rubia o a la morena. Suerte. Lo importante es que no falten ni e-mails ni sonrisas. Otra vez me quedo sin escribir nada de lo que tenía previsto, ni un solo plan de futuro, será en la siguiente, lo prometo. ¿Quién sabe si esto también será importante?
Por eso de tener 24 en lugar de 18...cada día me pienso más las cosas antes de tomar una decisión, da miedo que las consecuencias vayan a estar contigo el resto de tu vida..A los 18 no veía tanto riesgo.
ResponderEliminarDe todas formas yo intentaré seguir decidiendo pase lo que pase y no dejar que las cosas me vengan dadas. Habrá que darle algo de emoción a la vida XD
¿la suerte te la buscas tú o es ella la que te encuentra a ti? Yo soy un poco de la teoría de Mendel. Bien, como eres de letras te lo explicare o igual recuerdas algo de aquellos azarosos años de instituto... Bueno de todas formas te comento, Mendel tenia semillas de guisantes de diferentes colores y diferentes tamaños y conseguia generaciones de guisantes distintos mezclando las semillas. La vida es igual, tu tienes un monton de semillas y depende de como las mezcles, de la habilidad que tengas plantandolas y del azar, saldran los guisantes o no saldrá nada, solo quedara la tierra pobre y seca. Elige lo que plantas y como lo plantas, porque igual se vuelve contra ti.
ResponderEliminarSí, me acordaba de Mendel, bueno, miento, me acordaba "del tío de los guisantes". Estoy de acuerdo contigo, pero lo que más me preocupa del tema es lo importante del componente azar. Enorme. Si ya es complicado esforzarse a tope para que lo que dependa de mí sea óptimo, la inseguridad que deja saber lo importante que es lo que no conoces a priori es horrible, pero bueno, confianza.
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